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Categoría: Viajes

Irun Paris en bicicleta: Etapa 2

El 20 de agosto de 2014 despertaba dentro de la tienda de campaña que sería mi refugio en los próximos días. Había dormido muy bien, gracias a la paliza del día anterior. Tenía las piernas completamente rígidas y no quería ni hacer el amago de sentarme, por miedo al inminente dolor de culo que debía tener después de la primera etapa. Estaba en Moilets et Maa y era hora de empezar a moverse, las 8 de la mañana.

Desayuno, recogida de tienda y en marcha

Dejando la pereza a un lado, me senté y vi las estrellas, tenía un dolor en mis posaderas que era una premonición de lo que iba a sufrir ese día. Desayuné fuerte, bebiendo bastante líquido ya que mis piernas lo necesitaban. Recogí el saco, la esterilla, la tienda e hice la mochila. Una vez montado todo en la bici, fui directo a la garita del guarda para recoger mi teléfono y reloj que dejé cargando el día anterior. Hablé con la familia, revisé la ruta y me puse en marcha, el objetivo era llegar hasta Audenge, un pueblo al este de la bahía de Arcachon.

Dolor y sudor para empezar

Cómo era de esperar en cuanto me posé sobre el sillín de la bici casi veo las estrellas. Además el calor de las Landas desde el punto de la mañana se dejaba notar. Rápidamente dejé atrás Moilets et Maa y pasé por los pueblos de Leon, Lit-et-Mixe y la primera parada larga la hice en Mimizan justo a las 12:00 de la mañana. Lorenzo pegaba de lleno y tampoco andaba muy boyante de agua. Compré una botella de agua en una tienda de la zona del puerto y me saqué una foto en el puente de Mimizan.

Selfie en el puente de Mimizan

Un esfuerzo más y a comer

Una vez dejé atrás Mimizan, tocaba tirar por la costa hasta Biscarrose, hasta Mimizan todo había ido de maravilla, con dolor pero sin parar, sin embargo a los 6 kilómetros de reanudar la marcha me llevé el primer contratiempo del día. ¡Era zona militar!, por lo que no se podía pasar. Tuve que volver y tomar una ruta alternativa, tenía que bordear todo el lago de Biscarrose, serían alrededor de 40 kilómetros más de lo previsto, evidentemente ya no iba a cumplir mi objetivo, así que tocaría improvisar.

Pedaleé con todo durante 2 horas y a la altura de Hillaou paré a comer. El calor empezaba a ser muy sofocante. Tenía mucha fatiga acumulada y por fin iba a reponer fuerzas de verdad, hasta el momento cada hora comía un pepito de chocolate (minibollicaos). Estuve descansando alrededor de 1 hora comiendo un bocata, alguna barrita y admirando el paisaje, a la vez que descansando bajo la sombra.

Comiendo en Hillaou lago de Biscarrosse

¡Hasta que aguanten las pilas!

Eran las 16:00 de la tarde y mi idea era llegar a algún pueblo de la bahía de Arcachon para no tener problemas en los campings. Tendría que llegar antes de las 8 de la tarde, no quería que me pasase lo mismo que en la etapa 1 en Moilets et Maa. Me puse en marcha y alrededor de las 17:00 estaba en Parentis et Born. Entonces tenía 2 opciones girar para ir al pueblo de Biscarrose o tirar recto por un camino que parecía llegar a Sanguinet. Elegí el que parecía ser un atajo.

Después de pedalear por una carretera por la que no pasó ningún coche llegué a un fin de camino… Me había perdido, era el momento de girar hacia el este por una carretera que cruzaba o girar al oeste por un camino parcelario que tenía muy mala pinta, sin embargo el oeste era hacia donde debía ir. Mi razonamiento ahora se que erróneo fue: si voy por este camino que va al oeste en algún momento me encontraré con una carretera…

Perdido entre maizales

Graso error fue entrar en el camino parcelario, a los 2 kilómetros el camino terminaba y me tirando de mi bici, sin poder pedalear, por tierra en la que únicamente los tractores son capaces de hacer girar sus ruedas. Entre maizal y maizal, observé que una chimenea, lo tuve claro, directo allí y tiene que haber una carretera en la que pueda salir de aquí. Además de todo este contratiempo no tenía batería en el móvil, no podía buscar una ruta alternativa, por lo que mi intención al llegar a la casa era pedir que me dejasen cargar el teléfono 10 minutos.

Me enchufé en la cochera

Por fin llegué a la casa, había perdido 1 hora, eran casi las 18:30, estaba totalmente deshidratado y por si fuera poco no atendía ni dios a mis gritos de «Pardon»,»Excusez moi» y todos los gritos que me sabía. Sin pensarlo mucho cogí y junto a mi cargador y mi móvil entré en las cocheras de la casa, busqué un enchufe y cargué el teléfono.

Después de 15 minutos y rezar todo lo que sabía, encendí el teléfono y vi que estaba a 25 kilómetros de Gujan Mestras, sin pensarlo dos veces subí a la bici y pedaleé con el alma, tenía que hacer 25 kilómetros en 1 hora y 15 minutos, agarré la carretera después de pasar por Sanguinet y además de mi veloz bici, recuerdo que cruzaban varios cazas la carretera que une Sanguinet con Gujan Mestras.

El sprint valió la pena

Conseguí llegar a Gujan Mestras y en el segundo de los campings que probé suerte del pueblo conseguí acampar. Una maravilla de final para la tortura de etapa que había vivido. Rápidamente dejar todo mi equipaje, montar la tienda y buscar un supermercado para comprar agua y pepitos para el día siguiente. Una buena cena y a dormir. Después de esta segunda etapa a contrareloj desde Mimizan, necesitaba descansar. Había conseguido cruzar las Landas y llegar a a Gironda, al día siguiente quería dejar la Gironda atrás. Quería coger el ferry en le Verdon Sur Mer y cruzar a Royan. Una vez más no todo fue como lo había preparado…

Irun-Paris Etapa 2 Moilets-et-Maa a Gujan Mestras
En la Corniche

Irun París en bicicleta Etapa 1

El 19 de agosto de 2014 sobre las 12 de la mañana salía de casa, con mis gafas, mi casco, las alforjas de la bici, una mochila a la espalda y una motivación muy necesaria. Me dirigía a realizar la primera etapa de una aventura preciosa, Irun París en bicicleta. En mi mente sólo tenía una imagen, yo con mi bici en trocadero, con la torre Eiffel detrás y vistiendo la camiseta de mi equipo de atletismo, el BAT.

Antes de partir

Lo primero que hice fue hacerme un selfie en el balcón de mi casa, con el antiguo castillo de Gazteluzahar al fondo que tantas batallas ha aguantado. En ese momento no lo sabía pero una fortaleza parecida me haría falta a lo largo de los 1050 kilómetros que me separaban de casa hasta mi imagen en trocadero.

Irun Paris Foto en Gazteluzahar Irun
En el balcón de casa con las ruinas del castillo de Gazteluzahar al fondo

Las primeras pedaleadas de la etapa

Estaba nublado pero el sol asomaba por el monte Jaizkibel, bajé hasta la frontera de behobia y cogí el carril bici para emprender el viaje. En Francia tienes la posibilidad de cruzar prácticamente el país por carriles bici. En Hendaya te encuentras con la Vélodyssée o EuroVelo 1. Yo cogí esta ruta en Behobie.

En el nuevo puente colgante de la zona francesa del río Bidasoa me saqué una foto, quería tener una imagen en el punto donde dejaría de ver mi casa al fondo, era la última vez que la vería, me marchaba y estaría de vuelta el día 31 de agosto con un viaje de vuelta de 5 horas en el maravilloso TGV, un tren de alta velocidad francés que une la gare de Montparnasse de París con la Gare de Hendaye en Hendaya.

En el puente colgante del lado francés del río Bidasoa. Al fondo la ermita de San Marcial

Etapa 1 desde Irun a Moilets et Maa

Una vez hecha la despedida espiritual reanudé la marcha, estaba fresco y tenía algo de prisa, en mi planificación quería llegar a Moilets et Maa y me separaban 100 kilómetros clavados desde casa, había empezado tarde la ruta, el camping de Moilets cerraba a las 20:00 horas, sin embargo debido a la emoción me sacaba fotos en todos lados. Como ejemplo esta foto en el casino de la playa de Hendaya.

Casino de Hedaya
Foto con el Casino de la playa de Hendaya al fondo.

La Corniche un lugar místico

A continuación cogí el camino que sube la Corniche, una carretera junto a los acantilados del mar que une Hendaya con Saint Jean de Luz pasando por la preciosa Sokoa y su gran fuerte. Son alrededor de 10 kilómetros preciosos, algo duros por el continuo sube baja pero sin duda, diferente a lo que me iba a encontrar 50 kilómetros más adelante, parece mentira lo que puede cambiar la costa en apentas 50 kilómetros. Preciosa la escultura que realiza el mar sobre la roca durante millones de años.

En la Corniche
El color del agua turquesa con el muro de roca esculpida de la Corniche

Socoa y San Juan de Luz

De la Corniche se llega a Socoa un pueblito pequeño que tiene un magnífico fuerte junto al mar.

En el fuerte de Socoa
En el fuerte de Socoa

Después de dejar Socoa el siguiente pueblo que me esperaba fue San Jean de Luz. Entre los dos pueblos me saque el selfie número 2 del viaje, unos tíos haciendo eso que tan de moda estaba el Slackline. Al fondo está Saint Jean de Luz. Sin duda esta primera parte de la travesía fue preciosa, conocida para mí pero no por eso debía dejar de admirar lo bonito de lo que me rodeaba, a pesar de vivir tan cerca nunca deja de sorprenderte.

Foto con «Jesús» andando sobre las aguas del océano Atlántico

Por fin llegaba a Saint Jean de Luz, el camino de la Corniche es duro pero merece la pena y teniendo piernas frescas más, acababa de empezar la aventura, no había parecía que tuviese que escatimar esfuerzos.

Dejando Sant Jean de Luz atrás ponía rumbo a Biarritz. No sin antes sacarme una foto en el puente de Saint Jean de Luz y despedirme por última vez de mis Peñas de Aia. Justo encima de mi cabeza se ve la silueta de los picos de las 3 peñas.

Es necesario decir que lo que viene siendo el francés no lo domino, pero no me importaba en exceso puesto que sabía que no iba a tener problemas para hacerme entender, con una sonrisa y buena voluntad no hay problemas en esta vida. Estudié frances 4 años en la ESO, sin embargo como todo se oxida. Sabía lo justo y necesario, pero no podía tener una conversación en el idioma de los Galo.

En busca de Biarritz

Dejando atrás San Juan de Luz empezaba un camino bastante duro hasta llegar a Biarritz, no me arrepiento de coger este camino de la costa por el que no me encontré con un metro llano puesto que la vista era preciosa. Sin embargo en esta primera etapa llevé la mochila en los hombros, dentro de la mochila llevaba el saco, la bolsa de herramientas y una botella de agua. Poco a poco la espalda se estaba cargando y aun quedaba un rato.

Llegué a Guethary me saqué el selfie número 3 del viaje y seguidamente me puse en marcha, quería llegar a Biarritz y parar a comer 30-40 minutos.

Playa de Guethary al fondo
Con la playa de Guethary al fondo

Con un hambre voraz llegué a Biarritz, tenía tanto hambre que devoré los sandwich que llevaba en la mochila, lamentablemente no me saqué una foto, cosa de la que me arrepiento puesto que es precioso pero tenía que meterme hacia el interior para llegar a Bayonna , cuando acabé de comer serían las 16:30 me quedaban algo más de 50 kilómetros hasta llegar a Moilets et Maa.

Rebasando la puerta de entrada a Las Landas

Desde Biarritz me metí y me perdí por las calles de Anglet, hasta que dí con la carretera que llevaba a Bayonna donde me hice el selfie número 4 del viaje en el primer puente de Bayonna y otro el selfie número 5 desde la desembocadura del río L’Adour a la salida de Bayonna.

Cuando salí de Bayonna, el siguietne pueblo era Tarnos, el paisaje había cambiado radicalmente, acababa de sobrepasar la puerta de las Landas. Pinos altos sobre tierra arenisca, carriles bicis infinitos sin un metro de cuesta por el medio de bosques interminables. Un paraje nuevo y que me acompañaría durante muchos kilómetros hasta el Tajo de la Gironda.

Los pueblos costeros en Las Landas

El siguiente selfie me lo saqué en Labenne Ocean, un pueblito precioso con una playa típica de las landas. Paré unos minutos a merendar y reanudé la marcha. Eran las 18:00 y tenía que llegar a Moilets-et-Maa

Foto en Labenne Ocean
En la playa de Labenne Ocean

Una vez sacado el selfie salí rápidamente en busca del bidegorri para avanzar, iba con el tiempo justo, el camping lo cerraban a las 20:00 y no me quedaban más que 2 horas escasas para llegar. Tenía la espalda reventada, muy acertadamente me quité la mochila de la espalda y la puse encima de la parrilla. Los pulpos que sujetaban las alforjas la esterilla, la tienda de campaña y ahora sujetarían también la mochila. Mi espalda volvía a respirar libre.

Pronto llego al lago de Hossegor donde me hago el selfie número 8 y vuelvo a la carga, parece que a medida que llega el final del día las piernas empiezan a flaquear. Desde el lago de Hossegor hasta Moilets et maa se me hizo larguísimo, empezaba a preguntarme si había sido buena idea, tenía que haber entrenado un poquito más… En cualquier caso sigo encima de la bici y pedaleando.

El sprint final de la etapa

Los útimos 45 minutos tuve que bajarme de la bici varias veces porque se me subían los gemelos, los bidegorris nunca acababan y mi ritmo había bajado mucho. Las barritas no me daban la vuelta al cuerpo y empezaba a ver peligrar mi llegada al camping y sobre todo empezaban las dudas de realizar la ruta Irun París en bicicleta.

La llegada a Moilets et Maa

Finalmente llegué a Moilets et Maa, eran las 20:10 más o menos, tenía un hambre increíble, pero no quería más barritas, quería fruta, antes de llegar al camping en la calle que lleva a la playa de Moilets et Maa, hay un montón de tiendas, entré en una de éstas y me compré 5 plátanos y 2 cajas de mini-bollicados de chocolate que los franceses los llaman «Pepitos». También compré unas flautas de pan bañadas en chocolate blanco, ¡qué delicia!

Llegada al camping fuera de la prorroga..

A las 20:15 estaba en la puerta del Camping, sabía que me iba a tocar mendigar desde el primer día. En la puerta del camping estaba la garita de seguridad, allí fui había un portero de 2 metros de altura y otros 2 de envergadura. Lo primero que pensé fue que dormía en la playa. Le comenté que venía desde Irun, que había hecho 100 kilómetros. Entonces el guarda me dijo que tranquilo, que me podía quedar y a la mañana ya pagaría. Le comenté que a la mañana saldría sobre las 8. En ese momento me dijo que en ese caso le pagase a él. Ese hombre de 2 metros era mi ángel de la guarda.

Le comenté que necesitaba electricidad y me dijo que era mucho más caro con electricidad que le dejase a él el móvil que me lo cargaría en la garita. En ese momento pensé «Uff mi móvil es mi salvavidas si me desaparece el primer día me hacen un hijo». En cualquier caso sin batería tampoco podía hacer nada por lo que se lo confié. No sin antes hablar por whatsapp con familia y amigos contándoles que todo había ido como estaba previsto.

 Me explicó en un plano donde estaban las duchas y la zona donde podía instalar la tienda de campaña. Le dí mil gracias y me fui hacia la zona donde me había dicho. Monté la tienda, me duché, cené un sándwich, escribí en el diario la primera etapa, mientras mi mente pensaba en lo ocurrido, repasé la etapa del día siguiente, me metí en el saco y a dormir.

La ruta y valoración de la primera etapa

Irun Moilets-et-Maa

La primera etapa fue dura, 100 kilómetros preciosos y con mucha diversidad de parajes. Hasta Biarritz el paisaje es increíble, la costa vasco francesa es sublime. Desde Bayonna hasta Moilets et Maa el paraje cambia completamente. La arena empieza a ser la protagonista y los largos bosques llenos de enormes pinos son una constante en el camino. Quedaban 2 días si todo va bien con caminos como estos pero con pueblos entre estos seguro que maravillosos. En mi mente quedaban 8 días para hacer Irun París en bicicleta, aunque realmente llegué en 7 días más.

Si tienes dudas…

Si estas pensando en hacer esta locura, escríbeme, intentaré aclarar todas las dudas que tengas.

Irun Paris en bicicleta

De Irun a París en Bicicleta

Todo viaje tiene un punto de partida y un lugar de destino, lo normal es coger un avión, un tren o un autobús para conectar la ciudad desde donde se emprende el viaje y la ciudad que se quiere visitar, conocer y disfrutar. En este caso yo viajé de Irun a Paris en bicicleta, recorrí 1050 kilómetros por la maravillosa France y fue una experiencia inolvidable.

La búsqueda de compañeros y preparativos del viaje.

Esta aventura es la típica que comentas entre amigos, la típica que cuando tienes 24 años como era mi caso, todo el mundo te dice que hay que hacer, que sería una pasada… Sin embargo llegó Agosto de 2014 y yo tenía claro que si o también iba a ir de Irún a París en bicicleta. Comenté con todos los grupos de amigos si alguno se animaría a realizar la aventura, alguno me dijo que si pero a última hora se rajaron.

¡Pues sólo! Además de un viaje precioso serán unos días de mucho pensar encima de la bici. Eso es lo que pensé cuando veía que nadie quería acompañarme en la «locura».

En 3 días compré un par de cámaras para la bici, le puse las alforjas que ya tenía de cuando hice el camino de santiago, cambié las cubiertas por unas nuevas. Puse los cambios de la bici a punto e hice la maleta. Me hice una ruta con una media de unos 110 kilómetros diarios como para llegar en 9 días a París.

¿Dónde iba a dormir?

En la ruta que me hice de 9 días llegaba a pueblos específicos donde había campings, sin embargo si una cosa tiene buena Francia es que en cada pueblo tiene uno o varios campings, incluso en pueblos que no son turísticos. Además llevaba el movil con 1Gb de datos en una tarjeta prepago de Orange France que había comprado en Hendaya.

¿Y si me perdía? ¿Cómo me iba a guiar?

Con el movil y google maps sabía que podría llegar a donde quisiese. Además unos días antes había estado en Beziers un pueblo de la costa Azul francesa, habían contratado a la Txaranga Peña Poteo, en la cual yo era trompetista. En el viaje a Beziers paramos en una gasolinera y vi un mapa de 1000 plegados de Francia con rutas de bicicleta, lo compré pensando que además del movil podría serme de ayuda.

¡Y llegó el día de la partida!

El 19 de Agosto de 2014 salía a las 12 de la mañana de Irún, Gazteluzahar. Con el objetivo de llegar a Moilets et maa. 100 kilómetros clavados, dos sandwiches en la mochila. El bidón lleno de agua y 72 kilos de peso.

Irun Paris en bicicleta la salida
Foto desde el balcón de mi casa antes de empezar el viaje.

La barba me la había dejado crecer durante los meses de Julio y Agosto con la promesa de que cuando llegase de Irun a París en bicicleta me la cortaría.

Las 8 etapas del viaje.

Aquí iré colgando el desarrollo de cada una de las etapas, los pueblos por donde pasé, las anécdotas que viví, los 50 «selfies» que me hice y el momento más emocionante de la travesía. Mi llegada a París.

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