¡Haz de correr una forma de vida!

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¿Y ahora qué?

Es hora de fijar un objetivo. Muchos meses sin objetivo claro, estoy totalmente fuera de forma, nada que ver a cómo estaba cuando corrí el maratón. Sin embargo tengo ganas y motivación por lo que no hace falta más.

Mi próximo reto será correr el Zurich Maratón de Sevilla 2020.

En mente tengo rebajar la marca conseguida en Donosti, 2h31’19» pero serán los entrenamientos los que dictaminen si es factible o no el objetivo, lo que está claro es que salvo lesión la maratón de Sevilla será mi próxima Maratón.

Es momento de realizar una planificación, no sólo de preparación del maratón sino que tengo que hacer 2 meses de trabajo de base, fuerza y acondicionamiento del cuerpo, antes de empezar con las 18 semanas específicas que necesita un maratón.

El 23 de febrero de 2020 ya está coloreado en rojo en el calendario.

Mañana hablaré del planning hasta el 21 de octubre donde empieza la primera de las 18 semanas específicas del maratón. Y día a día iré posteando el resultado del entrenamiento y las sensaciones. Para que se pueda ver el progreso. GASSSSSSS

El primer Maratón La Carrera

Eran las 6:00 de la mañana, había dormido extrañamente bien, normalmente los nervios me matan pero esta vez, no tenía presión alguna, iba a debutar en la carrera más dura de mi vida con el único objetivo de llegar lo mejor posible a meta.

Había entrenado duro, muchos kms, 2057 kms en 5 meses para ser exactos. Sabía que había trabajo detrás y sabía que podía hacerlo bien. En mi cabeza rondaba correr mi primer maratón entre 2h35′ y 2h40′.

Preparé el avituallamiento personal, era campeonato de mi provincia y pude preparar 8 botellas de 150ml con isotónico. Les puse una bandera rosa pegada con cinta aislante y decoré mis botellas con cinta de diferentes colores para poder reconocerla bien.

El trayecto desde casa hasta la salida

Desde mi casa hasta la salida hay 20 minutos en coche, pero antes tenía que recoger a mi tío que también iba a correr la maratón, cuando me junté a el sobre las 7:30 de la mañana ya me dice que tengo que salir a muerte, no suelo llevar bien la presión y le digo que sólo con llegar ya habré triunfado.

Llegamos a Donosti y vamos directos al velódromo donde dejamos las botellas de avituallamiento personal y nos sentamos en el tartán de la pista, cuantos menos movimientos hagamos mejor. 30 minutos antes de la salida salimos a trotar 10 minutos, unos estiramientos, volvemos al velódromo, nos quitamos la ropa, la dejamos en las mochilas y nos dirigimos a la salida.

Mis sensaciones antes del pistoletazo

Hace algo de frío, 10 grados más o menos cuando llegamos a la salida, quedaban 5 minutos para salir, hay varios atletas que conozco que me comentan su intención de salir a bajar de las 2 horas y 30 minutos, en principio no está en mis planes seguir ese ritmo porque aunque los entrenamientos me decían que podría hacerlo, era mi debut y tenía miedo, finalmente me convencen para salir junto a ellos. En la salida me coloco en primera fila, es una gozada correr en casa porque salir en un maratón en esta posición junto a los atletas de élite no tiene precio.

Salida Maratón Donosti
Yo el dorsal 58 esperando el pistoletazo, la liebre con el globo de 2h30′ junto al que luego sería ganador de la Maratón dorsal 3.

La salida

Pasos hasta el km 12

Suena la pistola y nos lanzamos a correr, los primeros kms son de retención total, contener la adrenalina, es difícil retenerse, el objetivo es hacer los kilómetros entre 3’30» y 3’40», pero siempre tener la sensación de que puedo correr mucho más. En el primer kilómetro hay mucha confusión entre los que corremos el maratón y los que corren la media maratón, el grupo que vamos junto a la liebre es grande, pero parece que salvo 3 integrantes del grupo el resto vamos a intentar cumplir los 42 kilómetros, 5 atletas del grupo somos conocidos de las carreras de la provincia entre ellos la liebre.

Nos acompaña una bicicleta de la organización que tiene el cometido de ir con la liebre de 2h30′ hasta que se retire en el kilómetro 25, para luego continuar él en la bici pero aun lado de la carretera cantando los pasos hasta meta. La liebre va cantando los kilómetros y me parece que van un poquito lento para el objetivo que tienen, sin embargo a mi me viene genial porque yo no quería ir tan rápido y me permitía refugiarme en el grupo.

Primeros cambios de ritmo

De pronto en el km 13 hay un cambio de ritmo bastante importante, yo lo hago saber al grupo, le comento a la persona que me ha convencido de seguir la liebre que me voy a quedar y así lo hago finalmente en el kilómetro 17, me voy descolgando poco a poco del grupo, hasta que en el kilómetro 22 me sacan 100 metros pero veo que cae uno del grupo, en el kilómetro 23,5 le paso y veo que detrás de la liebre ya sólo queda un atleta, voy cogiendo a los atletas que han caído en cosa de 2 kilómetros del grupo, además me voy acercando a la liebre poco a poco, en el kilómetro 25 la liebre se aparta y se queda sólo el último atleta que va con el, estoy a 40 metros de el y recortando metros poco a poco, sin cambios bruscos.

Pasos hasta km 28, yo ligeramente descolgado en el kilómetro 18

¡La remontada y a por todas!

En el kilómetro 26 decido cambiar el ritmo, me siento con mucha fuerza, quizá es algo inconsciente lo que hice pero sin pensarlo dos veces fui directo a por el último integrante del grupo y a quien acompañaban las bicis de la organización. El kilómetro 27 lo hago fortísimo, le paso y no le doy opción a seguirme, consigo que las bicis de la organización se queden a mi lado y me acompañen en la travesía, voy recogiendo «cadáveres» cuyo obejtivo inicial sería rondar las 2h25′.

Escoltado por las bicis de la organización en el km 32

Llega el km 30 y me encuentro fenomenal, tengo el famoso muro en mi cabeza pero pienso que no puede llegar, porque voy muy bien, metiendo unos parciales geniales pero de pronto empieza a llover. Una lluvia con viento frió a menos de 10 grados que mis músculos con 30 km encima y casi 2 horas corriendo no agradecieron para nada, de hecho se entumecieron. Era tal la adrenalina que en el momento no me daba cuenta de lo que les estaba sucediendo a mis músculos, la concentración era máxima y entraba en la recta final de la batalla.

Derribando el muro

Los kms caían uno tras otro, los que hayan corrido el maratón de Donosti sabrán que en el km 35 se llega al punto más lejano de la ciudad, se da la vuelta y sólo queda volver hasta el estadio, sin embargo psicológicamente es un punto crítico, intento levantar las piernas para intentar luchar por bajar de 2h30′ pero es mi primer punto de flaqueza, no puedo levantar las piernas mi isquio me amaga, ahora en frío, además de el cansancio creo que la lluvia no me ayudó muscularmente, en cualquier caso decido mantener el ritmo ya que no puedo acelerarlo.

Dolor en el km 40, detrás el atleta sueco que acababa de pasar

Consigo mantener el ritmo por debajo de 3’40» hasta el km 39 que ya me dedico a poner un pie delante del otro, mis cervicales tienen problemas para sujetar mi cabeza erguida, se me iba para atrás, recuerdo gente conocida animándome desde el km 39 en adelante, una vez que dejas la playa de la concha a la izquierda para adentrarte por las calles de Donosti, sin embargo era como ver 2 películas pasar a los lados de la carretera, esos ánimos de la parte final de la carrera son increíbles, las aceras están abarrotadas de gente viendo, atletas que han finalizado la media maratón o la carrera de 10 kilómetros y que se quedan a animar, es una sensación brutal. A pesar de ir en las últimas sigo recuperando posiciones, el último atleta lo paso en el kilómetro 39 y medio, un sueco que va muscularmente roto.

La llegada, un sueño hecho realidad.

Entre aplausos, gritos y gente diciendo mi nombre llego al mini-estadio de Anoeta para recorrer los últimos 200 metros por el tartán que tantas vueltas he dado en carreras de medio fondo. Había acabado el maratón, en meta mi novia y mi madre que me gritaban, les saludé, levanté los brazos y grité de satisfacción. Todo el esfuerzo había merecido la pena, la gente pensará que estamos locos, pero cuando luchas tantos meses por algo y sale bien, da igual la marca, da igual la posición, lo que importa es que es por lo que has luchado, ha salido mejor de lo que habías soñado.

Desde el momento que crucé la meta lo supe, mi vida a partir de entonces es Maratón.

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